martes, 27 de diciembre de 2011

Resumen 2º Partida. Parte II



Los héroes se presentaron en el despacho del General, incluyendo al padawan que se presentó sin su maestro. Ricard había partido urgentemente hacia Coruscant para tratar con el consejo los últimos incidentes con la Federación de Comercio.

Sentado, leyendo un libro, esperaba Mason, que levantó la cabeza. Posó el libro sobre la mesa y explicó a los soldados y al padawan los objetivos para su próxima misión. Debían conseguir información sobre los piratas con los que ya habían tenido un primer encontronazo, por quién estaban financiados y cuál era su objetivo. La única manera de hacer eso, era dar con una nave pirata y conseguir la información. Para ello la División les proporcionaría un carguero, con la documentación falsa que había estado realizando Han Shot durante las pruebas. Documentación que los encasillaba como comerciantes corelianos y un apetecible bocado para los piratas. Toda información adicional que Manfred trató  de recabar acerca de los piratas fue inútil. Por el momento, eran los únicos tripulantes de una nave de los que se tenía conocimiento que habían sobrevivido. Tentar a la suerte una vez más era la única oportunidad de conseguir información.

Cuando estuvieron listos, se dispusieron a embarcar en la nave y poner rumbo a las coordenadas que el General les había dado. Con los respectivos permisos pudieron acceder a otras partes del complejo, y tras varias puertas selladas a lo largo de un pasillo llegaron a la plataforma donde estaba el carguero. Han Shot y Manfred tomaron los mandos y se dispusieron a hacer despegar la nave. Antes de que salieran, entró una llamada a través del comunicador. Desde la base le advirtieron que recorrerían algunos cientos de metros bajo agua antes de salir a la superficie. Pronto dejaron el agua y la atmósfera para adentrarse en la infinidad del espacio. Dedicaron el tiempo de viaje a descansar y prepararse para ver de nuevo a los que hace no mucho habían sido sus perseguidores y habían estado apunto de darles muerte.

Llegaron a las coordenadas, cerca del planeta Bandomeer, y avanzaron lentamente en espera de un ataque. La tensión inundaba la nave, y los cazadores no hacían aparición. En la cabina de la nave, los héroes comenzaron a impacientarse y lanzaron una señal de socorro, fingiendo una avería. Respondió a su llamada un carguero, que acudía en su ayuda hasta que aparecieron en escena dos pares de naves piratas. El primer par se dirigió hacia el otro carguero. Las otras dos naves fueron rumbo a los héroes.

Sonó el comunicador. La espera se prolongo durante unos instantes, mientras sonaba el tono de cantina. Finalmente cogieron la llamada.

-Arrr. Hemos recibido la señal de socorro, procedemos a ayudarles- dijo el interlocutor.
- Recibido, esperamos su ayuda- contestaron desde la cabina.

Rápidamente se colocaron en la abertura de acoplamiento, tomando posiciones para cuando apareciesen sus enemigos. El pasillo era estrecho, así que Manfred y Han Shot, clavaron la rodilla en el suelo, tras ellos, el arkaniano y el kel dor apuntaban con los fusiles, y por último en retaguardia, esperaban el padawan y el otro chiss.

Las puertas se abrieron, y el tiempo pareció transcurrir más lentamente durante aquellos instantes. Una ráfaga láser apenas dejo resquicio a los piratas para reaccionar, cuyas armaduras negras, recibieron los impactos derribando a los soldados de la primera línea. La respuesta no se hizo esperar, los piratas contraatacaron inmediatamente, y furibundos se cebaron también en las primeras líneas. Al cabo de apenas medio minuto, yacían en el suelo Han Shot, Manfred, Bii Khun y Ern Est O’, aunque con gran parte del trabajo hecho. La última línea, formada por Winter y Tartaglia acabó la tarea. El padawan hubo de concentrar  muchos de sus esfuerzos y conocimientos que tenía de la fuerza para devolver a la consciencia y sanar lo más grave de las heridas de sus compañeros.

Bii Khun se encargó de llevar a la nave y atar al único superviviente que encontró en el montículo de cadáveres que se apelotonaban obstruyendo el pasillo. Ern Est O’ accedió a uno de los terminales de la nave. La nave tenía un sistema de autodestrucción, así que hábil, pirateó la contraseña y la cambió. No obstante el acceso al ordenador central le fue imposible, y cualquier tipo de información que este guardara fue también inútil.

Mientras tanto, de uno de los cadáveres sonó un comunicador, era el oficial de la nave pirata preguntando cómo iban las cosas en la nave asaltada. Se hizo el silencio, Winter contestó, con voz algo temblorosa por los nervios (desde la Orden lo habían instruido para mentir a un mentiroso), diciendo que tenían la nave asegurada. Rápidamente Manfred y Winter se vistieron con las armaduras que estaban en buen estado, el resto jugarían el papel de supuestos prisioneros. Avanzaron, mientras Ern Est O’ y Han Shot seguían con las labores informáticas, hacia la nave pirata. En una estancia redonda, esperaban el capitán y dos pilotos.

El capitán los vio, echó a reír, primero lo de la radio, luego esto, conocía las caras de sus hombres, y, hasta el momento, sabía contar a su tripulación. Disparad- ordenó a los pilotos que ya apuntaban con sus pistolas blaster. A pesar de que pudieron atacar rápido a los héroes, los piratas no fueron capaces de acertar, y cuando estos dispararon inmediatamente hicieron trizas a los dos hombres que le restaban al capitán. Ante la inferioridad numérica, se rindió. Bii Khun lo registró, y encontró un correo del capitán Barbossa indicándole las coordenadas del ataque, llamando a que no errara en sus objetivos. El oficial los llevó al ordenador de mando, les dijo que allí tenían la información. Frente al ordenador, intentó activar una y otra vez el código de autodestrucción, impotente. El arkaniano se percató, una suerte haber tenido acceso a cambiar la contraseña para la autodestrucción. Tras algunas amenazas, accedió a mostrarles las coordenadas a las que había viajado la nave en sus últimos viajes, Naar Shadaa era el destino recurrente. Dijo al escuadrón que allí encontrarían respuestas, pero se negó a decir una palabra más, tal vez algo lo atemorizaba más que la muerte a manos de aquellos individuos.

Capitán pirata. Nadie le pregunto su nombre, pero siempre será conocido como Capitán Arr
Los héroes prepararon su nave para saltar, mientras Ern Est’O activaba la autodestrucción de la nave pirata. Con una gran explosión, dejaron sorprendidas a las otras naves piratas, que fueron incapaces de seguirla.

Con dos pasajeros más, y un pequeño paso más en la investigación el escuadrón regresó a la base. 

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Resumen 2º Partida. Parte I


Durante la primera semana los héroes estuvieron siendo sometidos a todo tipo de pruebas para medir sus destrezas y evaluar sus capacidades. Han Shot First, comenzó, en dichas pruebas, a elaborar documentación falsa que los catalogaba como comerciantes de Corelia. Manfred, acompañado del otro chiss, Tartaglia, vio centradas sus pruebas en el tiro y puesto a prueba en las tácticas de batalla en los correspondientes ordenadores habilitados para ello en el complejo. Bii Khun y Ern Est O’ fueron puestos a prueba en sus conocimientos sobre técnicas de superviviencia y como rastreadores. Además, el arkaniano demostró en las pruebas un talento natural para los aparatos electrónicos y la informática. Por su parte, el aprendiz padawan dedicó la semana a pasear junto a su maestro Ricard por los bosques colindantes, meditar, y ser entrenado para alcanzar un mayor nivel de sincronía con la fuerza.


Después de esta semana de entrenamiento, los nuevos miembros de la División Cero, fueron integrados en una misma escuadra, alojados en una misma barraca junto al padawan. Por la mañana temprano, como era habitual, antes de que el astro iluminase el satélite, Ricard zarandeó el hombro de su aprendiz y le indicó que era hora de comenzar el entrenamiento. Una vez hecho esto se retiró al pasillo y esperó pacientemente un minuto a que Winter abandonase la barraca. Abandonaron la base, después de las tradicionales rutinas de autentificaciones de permisos. Caminaron, otra vez por el bosque, la primera hora en silencio, la siguiente acompañada por la voz del maestro, que le explicaba la importancia del entrenamiento. Mientras aún era de noche, lo que parecían dos lunas, se vislumbraban en el cielo. La mirada de Winter, se centró en una de ellas, su brillo tenía algo particular, la miró durante un instante. Un escalofrío antinatural recorrió su espalda.

Maestro Ricard, la esperada fotografía, aunque aquí lo veis tan
apacible con el mono, en cualquier momento te pega un sablazo
Cuenta la leyenda que cuatro aprendices vagan decapitados por
la galaxia

 -Debes sentir el sable de luz como una prolongación de tu brazo, sentir el cristal imbuido en la fuerza que hay en su interior- y justo en ese mismo momento, de súbito y con firmeza desenvaino Ricard su espada láser y cargó contra su aprendiz. Este, detuvo a duras penas las tres estocadas que lanzó su maestro, que después del ataque dio un paso atrás y esperó pacientemente. Winter trató de lanzarle una piedra con la fuerza para distraer su atención, sin embargo con un simple paso, la esquivó sin problemas. Fracasada la distracción el padawan cargó contra el maestro con el sable en alto. Chocaron el haz azul y el verde en un chisporroteo, y en unos segundos el azul había desaparecido, y la empuñadura volaba unos metros hacia detrás. El maestro apagó su espada y comenzó a evaluar el comportamiento de Winter durante el combate, pero antes de que pudiera explicarse Winter atrajo el arma perdida a su mano y trato de propinar una estocada a Ricard. Este la esquivó en una pirueta y miró a su aprendiz, luego le hizo un gesto para que bajase el arma.

Reprendió tal acción, le explicó que tenía que dejar a un lado sus emociones y concentrarse, que ese ataque furtivo no era propio de un jedi. El aprendiz preguntó por qué, cuando el había sido atacado por sorpresa, a lo que el maestro, con una leve sonrisa, contestó que él era el maestro, y que para enseñarle a defenderse tenía que prepararle para estas situaciones. Después del enfrentamiento siguieron caminando tranquilamente por el bosque. El maestro, con la sonrisa en el rostro, reflexionó: - Es un tanto impaciente, pero de reflejos rápidos. Corrigiendo eso con el debido entrenamiento tiene potencial para convertirse en un auténtico caballero jedi capaz de sobrevivir a las misiones más arriesgadas.

La nueva escuadra de la División Cero comenzó a entrenar aquella mañana, concretamente sobre las seis. Un hombre maduro de tez morena como granos de café, vestido con un traje de combate negro, encendió la luz. Cuando los héroes se fijaron en el, repararon en el parche que llevaba en el ojo izquierdo y en la característica gorra con la que iba ataviado. Puso a toda la escuadra en marcha, hoy abandonarían el complejo para hacer algunos entrenamientos en campo abierto.

Red Freeman. Instructor jefe de la División Cero cuando
no tenía el parche en el ojo izquierdo
Se presentó como Red Freeman, instructor jefe de la División Cero. Después de abandonar la Roca, los llevó a un claro en el que había algunos troncos cortados. Sobre ellos, colocó el instructor algunas latas de cerveza coreliana, que repuso en la segunda ronda con latas de Coruscampo, la cerveza más extendida en la considerada capital de la galaxia, Coruscant, y que tomaba el nombre de este mismo planeta-urbe. Practicaron el tiro durante varias ráfagas, mientras Freeman examinaba con atención a cada uno de los tiradores. Alguno parecía que se había levantado con migrañas. Mientras tanto, tuvo también tiempo de hacer algún comentario. Mientras el arkaniano disparaba, hizo alguna mención a su raza, de forma un tanto lacónica. Arkaniano eh, una raza interesante-y guardo silencio durante unos instantes- Una lástima lo de aquella guerra-añadió solemne.

-Ahora probaremos con blancos móviles, yo agitaré los árboles y vosotros eliminareis a las aves que salgan de esos árboles-indicó el instructor después de unas cuantas rondas.

- Pero señor, eso conllevaría matar seres vivos- espetó el kel dor.

-Si, tenemos armas, llegado el momento del combate, tendremos que luchar y matar, para eso estás en una división de élite. Si te gusta ir a recoger flores y cuidar a los animales, para eso están los ecologistas galácticos y su Greengalaxy- dijo esbozando una sonrisa a la vez que firme, amable.

Después de esta explicación, el kel dor no pareció ofrecer muchas dudas más a la hora de dar a los blancos móviles. Todos dispararon, y su disparo fue uno de los primeros que alcanzó a un ave, que se achicharró antes de llegar al suelo. Después de unas cuantas rondas, no muy afortunadas para los novatos, caminaron durante un rato hasta detenerse frente a una cueva.

- En su interior, dicen que suele haber osos hibernando, pero los osos de este lugar tienen una característica particular, su sentido del oído es particularmente agudo aún cuando se hallan en estado de hibernación- comentó a título informativo Freeman, mientras volvía a asomar en su rostro esa característica sonrisa- Ahora vosotros decidís lo que vais a hacer para acabar con lo que quiera que haya en la cueva.

Decidieron enviar a Han Shot a echar un vistazo. Aunque no había sido muy afortunado en las prácticas de tiro, de hecho parecía que había comprado su pistola a algún feriante toydarian, era apto para ese tipo de tareas. Este, silencioso como una sombra, se deslizó hasta ver en su interior una única figura de un oso. Una vez hizo esto, salió a exponerlo al grupo, Freeman le invitó a acabar el trabajo, a utilizar sus habilidades para acertar el tiro. Y así fue, como, furtivo, entró y de un solo disparo, a quemarropa, sumió al oso en un sueño eterno.

Acabaron los entrenamientos, y el instructor sólo planteo aquel primer día una cosa más, debían elegir a un líder de la escuadra para coordinar sus distintas habilidades y hacerlas más efectivas. En primera instancia, alguno mencionó al jedi, aunque Freeman atajo esa sugerencia muy rápido: -¿Ves algún jedi por aquí?- se limitó a decir. Después de esto, las miradas se posaron en Manfred, aunque de todas maneras dio un tiempo a los reclutas para meditar sobre ello.

Durante casi tres semanas continuó la escuadra con los entrenamientos básicos, antes de que fuesen llamados por el General Mason a su despacho. Por su parte el padawan, continuó sus paseos diarios, y sus particulares entrenamientos con el sable de luz, que lo iban poniendo en guardia ante cualquier peligro.

PD: Ante todo, agradecer la escena del entrenamiento del jedi a la película Star Wars: Dark Resurrection, hecha por fans, que ha dado lugar al maestro de hope (en accion al principio y en el minuto 3), un personajazo xD. http://www.youtube.com/watch?v=wndCr24J-p4