martes, 6 de noviembre de 2012

Resumen 3º partida




Una vez los héroes llegaron al cuartel general se encontraron con el instructor Freeman en el hangar, que pidió a un grupo de soldados que le acompañaban que se llevase a los prisioneros a las celdas. De camino al despacho de Freeman se cruzaron con un inusual ajetreo en los pasillos del cuartel, los reclutas caminaban de aquí para allá, algunos con papeles, otros con el fusil a la espalda, y ninguno con un segundo que perder.

Cuando entraron al despacho del Instructor Jefe, este pidió una versión de los hechos más detallada a los héroes, que informaron inmediatamente. Una vez escuchadas las nuevas informaciones, planteó a los allí presentes ir a investigar al planeta Nar Shadaa en busca de más pistas acerca de quiénes pagaban a los piratas y cómo estaban tan bien organizados. Para ello necesitaban ir allí sin llamar la atención, y se asignó a Han la elaboración de las falsas identidades. Freeman les indicó que irían al planeta Mimban y desde allí se dirigirían a Nar Shadaa. Aclaró, con respecto a Mimban, que no tendrían problema con los registros al salir del hangar ni en el hotel, pero que a partir de ahí no podía garantizarles nada.

Antes de partir, Winter, Han y Bi probaron suerte una vez más interrogando al Capitán Ar, que ya estaba “acomodado” en su celda. No obstante, ni la insistencia ni los intentos de trucos jedi por parte de Winter revelaron más a los héroes. Mientras tanto Manfred y Ern se dedicaban a recopilar información sobre Nar Shadaa. Tras un día de preparación, los héroes, con una incorporación de última hora debido a la gastronteritis de Tartaglia el kel dor Dom Dol, un silencioso explorador que llevaba en la División desde el inicio del proyecto un par de años atrás, embarcaron en su viaje hacia Mimban.

Nar Shadaa

Al llegar Mimban, tras desmontar los fusiles y ocultar los blasters en maletas, se dirigieron hacia el hotel Regno. Winter pidió la llave de habitación 208, presentándose como Rómulo. Subieron por unas escaleras y abrieron la puerta de la habitación. El agente de la División 0 había dejado todo dispuesto: una varilla de grabación con instrucciones explícitas, una maleta preparada para ocultar algunas armas en la aduana, y un chip de crédito para los gastos de transporte.

El único problema era que no todas las armas cabían en la maleta grande, y tras una intensa discusión decidieron desmontar las culatas de los fusiles y llevarlas en una maleta a parte de la que quedó encargado Han Shot, y por las que tuvo que pagar varios sobornos, tanto en Mimban como en Nar Shadaa.

Ya en Nar Shadaa y una vez solucionado el asunto del alojamiento los héroes partieron a investigar sobre los piratas en las cantinas y pubs, dividiéndose en dos grupos. Pudieron averiguar que existían tres grandes personalidades en la Luna de los Contrabandistas que dominaban zonas importantes. El Arkaniano, que correspondía a la zona en la que se hospedaron, y dos Hutt, Vulka y Florentus. Sobre este último pudieron escuchar rumores de que dominaba una parte importante de las inmobiliarias y que además dirigía a un grupo de “protectores” de cantinas, llamados Los Camorristas, que además se encargaban de concertar citas para los honrados negocios que tenían lugar en la luna. Sabido esto, ambos grupos se dirigieron a investigar a la zona de influencia de Florentus. Los primeros en llegar fueron Bi, Ern y Han, que pronto trataron de concertar una cita con un piloto que pudiera transportar mercancías ilegales como pretexto para averiguar más sobre esos Camorristas, y por ende, conseguir dar con la información sobre los piratas que andaban buscando.

martes, 27 de diciembre de 2011

Resumen 2º Partida. Parte II



Los héroes se presentaron en el despacho del General, incluyendo al padawan que se presentó sin su maestro. Ricard había partido urgentemente hacia Coruscant para tratar con el consejo los últimos incidentes con la Federación de Comercio.

Sentado, leyendo un libro, esperaba Mason, que levantó la cabeza. Posó el libro sobre la mesa y explicó a los soldados y al padawan los objetivos para su próxima misión. Debían conseguir información sobre los piratas con los que ya habían tenido un primer encontronazo, por quién estaban financiados y cuál era su objetivo. La única manera de hacer eso, era dar con una nave pirata y conseguir la información. Para ello la División les proporcionaría un carguero, con la documentación falsa que había estado realizando Han Shot durante las pruebas. Documentación que los encasillaba como comerciantes corelianos y un apetecible bocado para los piratas. Toda información adicional que Manfred trató  de recabar acerca de los piratas fue inútil. Por el momento, eran los únicos tripulantes de una nave de los que se tenía conocimiento que habían sobrevivido. Tentar a la suerte una vez más era la única oportunidad de conseguir información.

Cuando estuvieron listos, se dispusieron a embarcar en la nave y poner rumbo a las coordenadas que el General les había dado. Con los respectivos permisos pudieron acceder a otras partes del complejo, y tras varias puertas selladas a lo largo de un pasillo llegaron a la plataforma donde estaba el carguero. Han Shot y Manfred tomaron los mandos y se dispusieron a hacer despegar la nave. Antes de que salieran, entró una llamada a través del comunicador. Desde la base le advirtieron que recorrerían algunos cientos de metros bajo agua antes de salir a la superficie. Pronto dejaron el agua y la atmósfera para adentrarse en la infinidad del espacio. Dedicaron el tiempo de viaje a descansar y prepararse para ver de nuevo a los que hace no mucho habían sido sus perseguidores y habían estado apunto de darles muerte.

Llegaron a las coordenadas, cerca del planeta Bandomeer, y avanzaron lentamente en espera de un ataque. La tensión inundaba la nave, y los cazadores no hacían aparición. En la cabina de la nave, los héroes comenzaron a impacientarse y lanzaron una señal de socorro, fingiendo una avería. Respondió a su llamada un carguero, que acudía en su ayuda hasta que aparecieron en escena dos pares de naves piratas. El primer par se dirigió hacia el otro carguero. Las otras dos naves fueron rumbo a los héroes.

Sonó el comunicador. La espera se prolongo durante unos instantes, mientras sonaba el tono de cantina. Finalmente cogieron la llamada.

-Arrr. Hemos recibido la señal de socorro, procedemos a ayudarles- dijo el interlocutor.
- Recibido, esperamos su ayuda- contestaron desde la cabina.

Rápidamente se colocaron en la abertura de acoplamiento, tomando posiciones para cuando apareciesen sus enemigos. El pasillo era estrecho, así que Manfred y Han Shot, clavaron la rodilla en el suelo, tras ellos, el arkaniano y el kel dor apuntaban con los fusiles, y por último en retaguardia, esperaban el padawan y el otro chiss.

Las puertas se abrieron, y el tiempo pareció transcurrir más lentamente durante aquellos instantes. Una ráfaga láser apenas dejo resquicio a los piratas para reaccionar, cuyas armaduras negras, recibieron los impactos derribando a los soldados de la primera línea. La respuesta no se hizo esperar, los piratas contraatacaron inmediatamente, y furibundos se cebaron también en las primeras líneas. Al cabo de apenas medio minuto, yacían en el suelo Han Shot, Manfred, Bii Khun y Ern Est O’, aunque con gran parte del trabajo hecho. La última línea, formada por Winter y Tartaglia acabó la tarea. El padawan hubo de concentrar  muchos de sus esfuerzos y conocimientos que tenía de la fuerza para devolver a la consciencia y sanar lo más grave de las heridas de sus compañeros.

Bii Khun se encargó de llevar a la nave y atar al único superviviente que encontró en el montículo de cadáveres que se apelotonaban obstruyendo el pasillo. Ern Est O’ accedió a uno de los terminales de la nave. La nave tenía un sistema de autodestrucción, así que hábil, pirateó la contraseña y la cambió. No obstante el acceso al ordenador central le fue imposible, y cualquier tipo de información que este guardara fue también inútil.

Mientras tanto, de uno de los cadáveres sonó un comunicador, era el oficial de la nave pirata preguntando cómo iban las cosas en la nave asaltada. Se hizo el silencio, Winter contestó, con voz algo temblorosa por los nervios (desde la Orden lo habían instruido para mentir a un mentiroso), diciendo que tenían la nave asegurada. Rápidamente Manfred y Winter se vistieron con las armaduras que estaban en buen estado, el resto jugarían el papel de supuestos prisioneros. Avanzaron, mientras Ern Est O’ y Han Shot seguían con las labores informáticas, hacia la nave pirata. En una estancia redonda, esperaban el capitán y dos pilotos.

El capitán los vio, echó a reír, primero lo de la radio, luego esto, conocía las caras de sus hombres, y, hasta el momento, sabía contar a su tripulación. Disparad- ordenó a los pilotos que ya apuntaban con sus pistolas blaster. A pesar de que pudieron atacar rápido a los héroes, los piratas no fueron capaces de acertar, y cuando estos dispararon inmediatamente hicieron trizas a los dos hombres que le restaban al capitán. Ante la inferioridad numérica, se rindió. Bii Khun lo registró, y encontró un correo del capitán Barbossa indicándole las coordenadas del ataque, llamando a que no errara en sus objetivos. El oficial los llevó al ordenador de mando, les dijo que allí tenían la información. Frente al ordenador, intentó activar una y otra vez el código de autodestrucción, impotente. El arkaniano se percató, una suerte haber tenido acceso a cambiar la contraseña para la autodestrucción. Tras algunas amenazas, accedió a mostrarles las coordenadas a las que había viajado la nave en sus últimos viajes, Naar Shadaa era el destino recurrente. Dijo al escuadrón que allí encontrarían respuestas, pero se negó a decir una palabra más, tal vez algo lo atemorizaba más que la muerte a manos de aquellos individuos.

Capitán pirata. Nadie le pregunto su nombre, pero siempre será conocido como Capitán Arr
Los héroes prepararon su nave para saltar, mientras Ern Est’O activaba la autodestrucción de la nave pirata. Con una gran explosión, dejaron sorprendidas a las otras naves piratas, que fueron incapaces de seguirla.

Con dos pasajeros más, y un pequeño paso más en la investigación el escuadrón regresó a la base. 

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Resumen 2º Partida. Parte I


Durante la primera semana los héroes estuvieron siendo sometidos a todo tipo de pruebas para medir sus destrezas y evaluar sus capacidades. Han Shot First, comenzó, en dichas pruebas, a elaborar documentación falsa que los catalogaba como comerciantes de Corelia. Manfred, acompañado del otro chiss, Tartaglia, vio centradas sus pruebas en el tiro y puesto a prueba en las tácticas de batalla en los correspondientes ordenadores habilitados para ello en el complejo. Bii Khun y Ern Est O’ fueron puestos a prueba en sus conocimientos sobre técnicas de superviviencia y como rastreadores. Además, el arkaniano demostró en las pruebas un talento natural para los aparatos electrónicos y la informática. Por su parte, el aprendiz padawan dedicó la semana a pasear junto a su maestro Ricard por los bosques colindantes, meditar, y ser entrenado para alcanzar un mayor nivel de sincronía con la fuerza.


Después de esta semana de entrenamiento, los nuevos miembros de la División Cero, fueron integrados en una misma escuadra, alojados en una misma barraca junto al padawan. Por la mañana temprano, como era habitual, antes de que el astro iluminase el satélite, Ricard zarandeó el hombro de su aprendiz y le indicó que era hora de comenzar el entrenamiento. Una vez hecho esto se retiró al pasillo y esperó pacientemente un minuto a que Winter abandonase la barraca. Abandonaron la base, después de las tradicionales rutinas de autentificaciones de permisos. Caminaron, otra vez por el bosque, la primera hora en silencio, la siguiente acompañada por la voz del maestro, que le explicaba la importancia del entrenamiento. Mientras aún era de noche, lo que parecían dos lunas, se vislumbraban en el cielo. La mirada de Winter, se centró en una de ellas, su brillo tenía algo particular, la miró durante un instante. Un escalofrío antinatural recorrió su espalda.

Maestro Ricard, la esperada fotografía, aunque aquí lo veis tan
apacible con el mono, en cualquier momento te pega un sablazo
Cuenta la leyenda que cuatro aprendices vagan decapitados por
la galaxia

 -Debes sentir el sable de luz como una prolongación de tu brazo, sentir el cristal imbuido en la fuerza que hay en su interior- y justo en ese mismo momento, de súbito y con firmeza desenvaino Ricard su espada láser y cargó contra su aprendiz. Este, detuvo a duras penas las tres estocadas que lanzó su maestro, que después del ataque dio un paso atrás y esperó pacientemente. Winter trató de lanzarle una piedra con la fuerza para distraer su atención, sin embargo con un simple paso, la esquivó sin problemas. Fracasada la distracción el padawan cargó contra el maestro con el sable en alto. Chocaron el haz azul y el verde en un chisporroteo, y en unos segundos el azul había desaparecido, y la empuñadura volaba unos metros hacia detrás. El maestro apagó su espada y comenzó a evaluar el comportamiento de Winter durante el combate, pero antes de que pudiera explicarse Winter atrajo el arma perdida a su mano y trato de propinar una estocada a Ricard. Este la esquivó en una pirueta y miró a su aprendiz, luego le hizo un gesto para que bajase el arma.

Reprendió tal acción, le explicó que tenía que dejar a un lado sus emociones y concentrarse, que ese ataque furtivo no era propio de un jedi. El aprendiz preguntó por qué, cuando el había sido atacado por sorpresa, a lo que el maestro, con una leve sonrisa, contestó que él era el maestro, y que para enseñarle a defenderse tenía que prepararle para estas situaciones. Después del enfrentamiento siguieron caminando tranquilamente por el bosque. El maestro, con la sonrisa en el rostro, reflexionó: - Es un tanto impaciente, pero de reflejos rápidos. Corrigiendo eso con el debido entrenamiento tiene potencial para convertirse en un auténtico caballero jedi capaz de sobrevivir a las misiones más arriesgadas.

La nueva escuadra de la División Cero comenzó a entrenar aquella mañana, concretamente sobre las seis. Un hombre maduro de tez morena como granos de café, vestido con un traje de combate negro, encendió la luz. Cuando los héroes se fijaron en el, repararon en el parche que llevaba en el ojo izquierdo y en la característica gorra con la que iba ataviado. Puso a toda la escuadra en marcha, hoy abandonarían el complejo para hacer algunos entrenamientos en campo abierto.

Red Freeman. Instructor jefe de la División Cero cuando
no tenía el parche en el ojo izquierdo
Se presentó como Red Freeman, instructor jefe de la División Cero. Después de abandonar la Roca, los llevó a un claro en el que había algunos troncos cortados. Sobre ellos, colocó el instructor algunas latas de cerveza coreliana, que repuso en la segunda ronda con latas de Coruscampo, la cerveza más extendida en la considerada capital de la galaxia, Coruscant, y que tomaba el nombre de este mismo planeta-urbe. Practicaron el tiro durante varias ráfagas, mientras Freeman examinaba con atención a cada uno de los tiradores. Alguno parecía que se había levantado con migrañas. Mientras tanto, tuvo también tiempo de hacer algún comentario. Mientras el arkaniano disparaba, hizo alguna mención a su raza, de forma un tanto lacónica. Arkaniano eh, una raza interesante-y guardo silencio durante unos instantes- Una lástima lo de aquella guerra-añadió solemne.

-Ahora probaremos con blancos móviles, yo agitaré los árboles y vosotros eliminareis a las aves que salgan de esos árboles-indicó el instructor después de unas cuantas rondas.

- Pero señor, eso conllevaría matar seres vivos- espetó el kel dor.

-Si, tenemos armas, llegado el momento del combate, tendremos que luchar y matar, para eso estás en una división de élite. Si te gusta ir a recoger flores y cuidar a los animales, para eso están los ecologistas galácticos y su Greengalaxy- dijo esbozando una sonrisa a la vez que firme, amable.

Después de esta explicación, el kel dor no pareció ofrecer muchas dudas más a la hora de dar a los blancos móviles. Todos dispararon, y su disparo fue uno de los primeros que alcanzó a un ave, que se achicharró antes de llegar al suelo. Después de unas cuantas rondas, no muy afortunadas para los novatos, caminaron durante un rato hasta detenerse frente a una cueva.

- En su interior, dicen que suele haber osos hibernando, pero los osos de este lugar tienen una característica particular, su sentido del oído es particularmente agudo aún cuando se hallan en estado de hibernación- comentó a título informativo Freeman, mientras volvía a asomar en su rostro esa característica sonrisa- Ahora vosotros decidís lo que vais a hacer para acabar con lo que quiera que haya en la cueva.

Decidieron enviar a Han Shot a echar un vistazo. Aunque no había sido muy afortunado en las prácticas de tiro, de hecho parecía que había comprado su pistola a algún feriante toydarian, era apto para ese tipo de tareas. Este, silencioso como una sombra, se deslizó hasta ver en su interior una única figura de un oso. Una vez hizo esto, salió a exponerlo al grupo, Freeman le invitó a acabar el trabajo, a utilizar sus habilidades para acertar el tiro. Y así fue, como, furtivo, entró y de un solo disparo, a quemarropa, sumió al oso en un sueño eterno.

Acabaron los entrenamientos, y el instructor sólo planteo aquel primer día una cosa más, debían elegir a un líder de la escuadra para coordinar sus distintas habilidades y hacerlas más efectivas. En primera instancia, alguno mencionó al jedi, aunque Freeman atajo esa sugerencia muy rápido: -¿Ves algún jedi por aquí?- se limitó a decir. Después de esto, las miradas se posaron en Manfred, aunque de todas maneras dio un tiempo a los reclutas para meditar sobre ello.

Durante casi tres semanas continuó la escuadra con los entrenamientos básicos, antes de que fuesen llamados por el General Mason a su despacho. Por su parte el padawan, continuó sus paseos diarios, y sus particulares entrenamientos con el sable de luz, que lo iban poniendo en guardia ante cualquier peligro.

PD: Ante todo, agradecer la escena del entrenamiento del jedi a la película Star Wars: Dark Resurrection, hecha por fans, que ha dado lugar al maestro de hope (en accion al principio y en el minuto 3), un personajazo xD. http://www.youtube.com/watch?v=wndCr24J-p4


lunes, 28 de noviembre de 2011


A partir del minuto 2:  Música de la División Cero



Amesutorisu by Ooshima Michiru on Grooveshark

PD: Una de ellas evidentemente, la de La Roca nadie la quita xD

Parte III

Sin demasiados problemas consiguieron abandonar las capsulas y reorganizarse a la orilla. Sin el sargento John dando órdenes, ahora debían apañárselas para entregar en el punto de recogida al senador. Ern Est’O y Bii Khun, mientras el grupo se recomponía de las pérdidas, avanzaron hasta un alto, apartando grandes matojos en su camino, que tras de si volvían a cerrarse engullendo en el paisaje a los aventureros. Al mirar desde lo alto, pudieron vislumbrar un claro que llamaba la atención, ya que era algo así como una pequeña calva dentro de una cabeza poblada. Sin embargo, no había ni un atisbo de civilización.

Volvieron con el resto del grupo, y todos resolvieron avanzar en esa dirección. Dicha dirección coincidía además con el rumbo de las coordenadas en las que debían dejar al senador. Aunque en esto había último había un pequeño inconveniente, el destino se encontraba a casi mil kilómetros de distancia. No obstante, no tenían muchas opciones, así que empezaron a moverse. A la hora de ordenar la formación Winter sugirió organizar un rombo en torno a Goodspeed para asegurar su seguridad. Han, siempre desconfiado, inquirió que quién le había nombrado líder, sus experiencias en los Bajos Fondos no le habían hecho precisamente admirar ni fiarse de aquellos que parecían tomar el mando demasiado rápido. Winter, por un momento se vio tentado de mostrar su sable de luz para hacer comprender al contrabandista que autoridad tenía para dar sugerencias. Recordó sin embargo las palabras en la Sala del Consejo, en la que le pidieron discreción ante todo. Además, recordaba también las lecciones del maestro Ricard acerca de lo que la soberbia podía acarrear, el miedo a no verse respetado, inevitablemente llevaría a la ira, y la ira, al lado oscuro.

Caminaban en primera línea los rastreadores, abriendo camino entre la espesura y facilitando el camino al resto del grupo. La selva era un incesante nido de vida, tanto Winter como Bii Khun eran capaz de sentir ese crisol de diferentes formas de vida que se agitaba en torno a ellos.

Pero algo interrumpió los pensamientos de Bii, la hierba, tras de sí, emitió un sonido demasiado brusco, algo no encajaba. Inmediatamente giró la cabeza y vio en retaguardia un nexu que avanzaba furtivo, mostrando su afilada dentadura, babeando, sedienta de sangre y hambrienta de un trozo de carne. Bii lanzó una voz, pero ya era demasiado tarde para Randomez, que se encontraba en retaguardia (seguro que con ese nombre, nadie esperaba que iba a ser la primera víctima de fuera lo que fuese a lo que se enfrentasen). Una garra desplazó a Random varios metros y este quedó tumbado boca arriba, con un zarpazo que atravesaba su costado, increíblemente respirando  aún.

Así comenzaron dos minutos de angustia en los que los héroes acribillaron con los blaster a la criatura, y en los que Winter se reveló como jedi al descubrir su sable de luz para combatir con el nexu. Una vez terminado el combate ayudaron a levantarse al malherido Randomez y continuaron con su travesía.

Al fin llegaron al claro, y mientras se quitaban el follaje de la selva que se había pegado a su ropa, observaron el lugar. Restos de una nave, un trozo de metal de diez metros yacía encallado en la tierra, que ya comenzaba a ser absorbido por la selva. Encontraron un panel de datos que se había conservado intacto, por lo visto había sido una antigua nave de carga que transportaba piezas de nave.

Pero la selva no dio siquiera unos minutos de tregua a los héroes. Desde el aire, un helicóptero de propulsores se dirigía hacia el claro. Buscaron refugio todos tras los restos de la nave, ocultándose de la vista de los que descendían. Escondiéndose, excepto por un pequeño detalle, la mitad de trasero que Ern Est O’, que permanecía a la vista de cualquiera con un par de ojos. Aunque cualquiera con un ojo no habría tenido ningún problema tampoco para vislumbrar tamaño trasero.

El helicóptero se posó en medio del claro, y de él comenzaron a salir hombres armados en parejas, equipados con fusiles. El helicóptero ascendió dejándolos en tierra. Formaron en fila, alguno de ellos arqueó una ceja cuando miró a los restos de la nave. Hubo unos instantes de silencio, luego uno de los soldados gritó: - ¡Salid y rendíos! Y lo repitió un par de veces más, pero el silencio fue la única respuesta que obtuvo.

Disparó el fusilero su arma, que se desvió de su trayectoria y no acertó. Ern Est O’, se colocó, tras la casi dolorosa advertencia, tras la oportuna barricada para defenderse. El fuego cruzado fue atroz, protegidos por la cobertura los héroes derribaron a cuatro enemigos en apenas diez segundos. No ocurrió lo mismo durante el siguiente par de minutos, la barrera no pudo evitar  los certeros disparos de los piratas, que uno tras otro, fueron reduciendo al grupo de héroes. Random Randomez fue el primero en caer, mucho había durado, y por sobrevivir a su primera batalla, siempre tuvo un hueco en el corazón de los que vivieron para contar aquella refriega. El resto siguieron cayendo bajo el fuego de los Blaster, Tartaglia el segundo, Winter a quien el sable de luz no le sirvió para detener la potencia de fuego desplegada por el enemigo, Manfred al que ni siquiera la rabia por su compañeros heridos lo libro de quedar inconsciente por las quemaduras de los blaster, Ern Est O’ que se mantuvo firme ante el primer blaster que le impactó, el escurridizo Han, que esta vez no consiguió huir de su cazador. Sólo Bii Khun fue capaz de resistir frente a los últimos soldados.

Pero por fortuna para los héroes, no todo estaba en su contra aquel día, mientras en tierra combatían, otro helicóptero se aproximaba a desplegar más tropas enemigas. De repente, un misil derribó el aparato, que se estampó en medio de la selva en una vorágine de llamas. Otro helicóptero apareció y se desplegaron cuerdas del mismo. Un encapuchado saltó directamente, blandiendo un sable de luz verde. Era el maestro Ricard, y en su descenso se había llevado el alma de uno de sus enemigos. De una de las cuerdas descendió un hombre de barba y pelo canos, que mientras descendía colocó un certero tiro en la cabeza de otro enemigo.

Habían sobrevivido, aunque ahora tenían algunas cicatrices que recordarían como la de su bautismo de fuego. Llevaron a los heridos y los trasladaron a una nave. Allí, John Patrick Mason, el hombre del pelo cano, ofreció a los héroes, que habían demostrado su valía sobreviviendo a esa batalla, formación militar de élite, con su correspondiente buena paga. Antes de contar más, exigió que aceptasen, ya que a partir de ahí, pasaban a tratarse asuntos más delicados.

Nexu
John Patrick Mason, General de la Division Cero


domingo, 27 de noviembre de 2011

Resumen 1º partida: Parte II

Por separado fueron llegando a la nave, en pequeños grupos. El senador Goodspeed llego de incógnito, escoltado por dos soldados, que tal y como había ordenado el sargento, iban sin uniformes militares para no llamar la atención. Cuando todos estuvieron listos, sólo hubo que preparar la nave para el despegue. Kaidan y Han fueron a la cabina a preparar el despegue. Mientras tanto, John, que había transportado las armas a la nave unas horas antes, distribuía entre sus soldados el equipo ante algún eventual incidente. Manfred sugirió montar guardia al lado de la cabina por si sucedía cualquier cosa. Así pues los soldados, de forma disciplinada, organizaron las guardias. Cuando Han abandonó la cabina, no pudo evitar fruncir el ceño al ver a hombres armados en su nave, su posible incontinencia con el blaster podrían dañar la nave que había sido su hogar desde que Kaidan y el hiciesen aquel acuerdo con “El Jefe”.

El viaje transcurrió con tranquilidad. La guardia entre los dos chiss, enemigos acérrimos, fue tranquila, incluso parecía que los muros entre familias que los habían enemistado parecían difuminarse.

Pero no fue así cuando abandonaron la velocidad luz. Una pequeña flota les esperaba, interponiéndose entre ellos y Ord Mantell. Cuatro rápidos destructores armados hasta los dientes apuntaban. Pero no sólo eso, una gran nave, con un desproporcionado cañon  ubicado sobre el puente de mando, esperaba amenazante, atrayendo con su rayo tractor la nave del senador Goodspeed.

El comunicador sonó, y por la pantalla saludó un hombre de barba desaliñada, con un gran sombrero negro y un mono en el hombro. Se presentó como el capitán Barbossa y exigió al senador para que el resto de la tripulación quedase con vida. Entretanto el sargento John había llegado a la cabina junto a Manfred y Winter. John apuntó con su fusil a Kaidan una vez acabo la comunicación. Preguntó severo sobre las capsulas de escape, y Kaidan respondió que había dos, con capacidad para 4 personas, lo que significaba dejar fuera a varios soldados. John decidió quedarse y asegurarse de que el senador escapaba a salvo a pesar de que Winter en un primer momento insistió en que todos permanecieran en la nave. Kaidan también permaneció a bordo de la nave bajo la influencia del arma negociadora de John.

Los héroes, el senador Goodspeed y dos soldados más de la escuadra, Tartaglia y Random Randomez abandonaron la nave veloces. Las capsulas salieron disparadas, ante los disparos impotentes de las naves enemigas que estaban fuera de alcance. Descendieron como meteoritos abriéndose paso en un paisaje infinitamente verde y salvaje. Cayeron en un pequeño riachuelo y quedaron clavadas en el fondo.

Nave pirata, con un "pequeño" detalle que falta, un gran cañon sobre el puente de mando

Destructores de los piratas

Lugar de impacto de la cápsula

Capitán Barbossa


sábado, 19 de noviembre de 2011

Aviso a los jugadores

Os recuerdo que si me mandáis las historias en word habrá su debida compensación a la hora de la experiencia y de profundizar en las tramas de cada personaje, además de publicarla por aquí (lo que se pueda publicar sin afectar al desarrollo de la partida evidentemente)

Otra idea que puede ser interesante es que podáis ir haciendo una especie crónicas del personaje a medida que se sucedan los acontecimientos. La propia ambientación de la partida ganaría mucho con eso y en consecuencia facilitaría que el máster pueda sacar más ideas para la partida.