Durante la primera semana los
héroes estuvieron siendo sometidos a todo tipo de pruebas para medir sus
destrezas y evaluar sus capacidades. Han Shot First, comenzó, en dichas
pruebas, a elaborar documentación falsa que los catalogaba como comerciantes de
Corelia. Manfred, acompañado del otro chiss, Tartaglia, vio centradas sus
pruebas en el tiro y puesto a prueba en las tácticas de batalla en los
correspondientes ordenadores habilitados para ello en el complejo. Bii Khun y Ern
Est O’ fueron puestos a prueba en sus conocimientos sobre técnicas de
superviviencia y como rastreadores. Además, el arkaniano demostró en las
pruebas un talento natural para los aparatos electrónicos y la informática. Por
su parte, el aprendiz padawan dedicó la semana a pasear junto a su maestro
Ricard por los bosques colindantes, meditar, y ser entrenado para alcanzar un
mayor nivel de sincronía con la fuerza.
Después de esta semana de entrenamiento,
los nuevos miembros de la División Cero, fueron integrados en una misma
escuadra, alojados en una misma barraca junto al padawan. Por la mañana
temprano, como era habitual, antes de que el astro iluminase el satélite,
Ricard zarandeó el hombro de su aprendiz y le indicó que era hora de comenzar
el entrenamiento. Una vez hecho esto se retiró al pasillo y esperó
pacientemente un minuto a que Winter abandonase la barraca. Abandonaron la
base, después de las tradicionales rutinas de autentificaciones de permisos.
Caminaron, otra vez por el bosque, la primera hora en silencio, la siguiente
acompañada por la voz del maestro, que le explicaba la importancia del
entrenamiento. Mientras aún era de noche, lo que parecían dos lunas, se
vislumbraban en el cielo. La mirada de Winter, se centró en una de ellas, su
brillo tenía algo particular, la miró durante un instante. Un escalofrío
antinatural recorrió su espalda.
![]() |
Maestro Ricard, la esperada fotografía, aunque aquí lo veis tan apacible con el mono, en cualquier momento te pega un sablazo Cuenta la leyenda que cuatro aprendices vagan decapitados por la galaxia |
-Debes sentir el sable de luz
como una prolongación de tu brazo, sentir el cristal imbuido en la fuerza que
hay en su interior- y justo en ese mismo momento, de súbito y con firmeza
desenvaino Ricard su espada láser y cargó contra su aprendiz. Este, detuvo a
duras penas las tres estocadas que lanzó su maestro, que después del ataque dio
un paso atrás y esperó pacientemente. Winter trató de lanzarle una piedra con
la fuerza para distraer su atención, sin embargo con un simple paso, la esquivó
sin problemas. Fracasada la distracción el padawan cargó contra el maestro con
el sable en alto. Chocaron el haz azul y el verde en un chisporroteo, y en unos
segundos el azul había desaparecido, y la empuñadura volaba unos metros hacia detrás.
El maestro apagó su espada y comenzó a evaluar el comportamiento de Winter
durante el combate, pero antes de que pudiera explicarse Winter atrajo el arma
perdida a su mano y trato de propinar una estocada a Ricard. Este la esquivó en
una pirueta y miró a su aprendiz, luego le hizo un gesto para que bajase el
arma.
Reprendió tal acción, le explicó
que tenía que dejar a un lado sus emociones y concentrarse, que ese ataque
furtivo no era propio de un jedi. El aprendiz preguntó por qué, cuando el había
sido atacado por sorpresa, a lo que el maestro, con una leve sonrisa, contestó
que él era el maestro, y que para enseñarle a defenderse tenía que prepararle
para estas situaciones. Después del enfrentamiento siguieron caminando
tranquilamente por el bosque. El maestro, con la sonrisa en el rostro,
reflexionó: - Es un tanto impaciente, pero de reflejos rápidos. Corrigiendo eso
con el debido entrenamiento tiene potencial para convertirse en un auténtico caballero
jedi capaz de sobrevivir a las misiones más arriesgadas.
La nueva escuadra de la División
Cero comenzó a entrenar aquella mañana, concretamente sobre las seis. Un hombre
maduro de tez morena como granos de café, vestido con un traje de combate negro,
encendió la luz. Cuando los héroes se fijaron en el, repararon en el parche que
llevaba en el ojo izquierdo y en la característica gorra con la que iba
ataviado. Puso a toda la escuadra en marcha, hoy abandonarían el complejo para
hacer algunos entrenamientos en campo abierto.
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Red Freeman. Instructor jefe de la División Cero cuando no tenía el parche en el ojo izquierdo |
Se presentó como Red Freeman,
instructor jefe de la División Cero. Después de abandonar la Roca, los llevó a
un claro en el que había algunos troncos cortados. Sobre ellos, colocó el
instructor algunas latas de cerveza coreliana, que repuso en la segunda ronda
con latas de Coruscampo, la cerveza más extendida en la considerada capital de
la galaxia, Coruscant, y que tomaba el nombre de este mismo planeta-urbe.
Practicaron el tiro durante varias ráfagas, mientras Freeman examinaba con
atención a cada uno de los tiradores. Alguno parecía que se había levantado con
migrañas. Mientras tanto, tuvo también tiempo de hacer algún comentario. Mientras
el arkaniano disparaba, hizo alguna mención a su raza, de forma un tanto
lacónica. Arkaniano eh, una raza interesante-y guardo silencio durante unos
instantes- Una lástima lo de aquella guerra-añadió solemne.
-Ahora probaremos con blancos
móviles, yo agitaré los árboles y vosotros eliminareis a las aves que salgan de
esos árboles-indicó el instructor después de unas cuantas rondas.
- Pero señor, eso conllevaría
matar seres vivos- espetó el kel dor.
-Si, tenemos armas, llegado el
momento del combate, tendremos que luchar y matar, para eso estás en una
división de élite. Si te gusta ir a recoger flores y cuidar a los animales,
para eso están los ecologistas galácticos y su Greengalaxy- dijo esbozando una
sonrisa a la vez que firme, amable.
Después de esta explicación, el
kel dor no pareció ofrecer muchas dudas más a la hora de dar a los blancos
móviles. Todos dispararon, y su disparo fue uno de los primeros que alcanzó a
un ave, que se achicharró antes de llegar al suelo. Después de unas cuantas
rondas, no muy afortunadas para los novatos, caminaron durante un rato hasta
detenerse frente a una cueva.
- En su interior, dicen que suele
haber osos hibernando, pero los osos de este lugar tienen una característica
particular, su sentido del oído es particularmente agudo aún cuando se hallan
en estado de hibernación- comentó a título informativo Freeman, mientras volvía
a asomar en su rostro esa característica sonrisa- Ahora vosotros decidís lo que
vais a hacer para acabar con lo que quiera que haya en la cueva.
Decidieron enviar a Han Shot a
echar un vistazo. Aunque no había sido muy afortunado en las prácticas de tiro,
de hecho parecía que había comprado su pistola a algún feriante toydarian, era
apto para ese tipo de tareas. Este, silencioso como una sombra, se deslizó
hasta ver en su interior una única figura de un oso. Una vez hizo esto, salió a
exponerlo al grupo, Freeman le invitó a acabar el trabajo, a utilizar sus
habilidades para acertar el tiro. Y así fue, como, furtivo, entró y de un solo
disparo, a quemarropa, sumió al oso en un sueño eterno.
Acabaron los entrenamientos, y el
instructor sólo planteo aquel primer día una cosa más, debían elegir a un líder
de la escuadra para coordinar sus distintas habilidades y hacerlas más
efectivas. En primera instancia, alguno mencionó al jedi, aunque Freeman atajo
esa sugerencia muy rápido: -¿Ves algún jedi por aquí?- se limitó a decir.
Después de esto, las miradas se posaron en Manfred, aunque de todas maneras dio
un tiempo a los reclutas para meditar sobre ello.
Durante casi tres semanas
continuó la escuadra con los entrenamientos básicos, antes de que fuesen
llamados por el General Mason a su despacho. Por su parte el padawan, continuó
sus paseos diarios, y sus particulares entrenamientos con el sable de luz, que
lo iban poniendo en guardia ante cualquier peligro.
PD: Ante todo, agradecer la escena del entrenamiento del jedi a la película Star Wars: Dark Resurrection, hecha por fans, que ha dado lugar al maestro de hope (en accion al principio y en el minuto 3), un personajazo xD. http://www.youtube.com/watch?v=wndCr24J-p4
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