lunes, 28 de noviembre de 2011


A partir del minuto 2:  Música de la División Cero



Amesutorisu by Ooshima Michiru on Grooveshark

PD: Una de ellas evidentemente, la de La Roca nadie la quita xD

Parte III

Sin demasiados problemas consiguieron abandonar las capsulas y reorganizarse a la orilla. Sin el sargento John dando órdenes, ahora debían apañárselas para entregar en el punto de recogida al senador. Ern Est’O y Bii Khun, mientras el grupo se recomponía de las pérdidas, avanzaron hasta un alto, apartando grandes matojos en su camino, que tras de si volvían a cerrarse engullendo en el paisaje a los aventureros. Al mirar desde lo alto, pudieron vislumbrar un claro que llamaba la atención, ya que era algo así como una pequeña calva dentro de una cabeza poblada. Sin embargo, no había ni un atisbo de civilización.

Volvieron con el resto del grupo, y todos resolvieron avanzar en esa dirección. Dicha dirección coincidía además con el rumbo de las coordenadas en las que debían dejar al senador. Aunque en esto había último había un pequeño inconveniente, el destino se encontraba a casi mil kilómetros de distancia. No obstante, no tenían muchas opciones, así que empezaron a moverse. A la hora de ordenar la formación Winter sugirió organizar un rombo en torno a Goodspeed para asegurar su seguridad. Han, siempre desconfiado, inquirió que quién le había nombrado líder, sus experiencias en los Bajos Fondos no le habían hecho precisamente admirar ni fiarse de aquellos que parecían tomar el mando demasiado rápido. Winter, por un momento se vio tentado de mostrar su sable de luz para hacer comprender al contrabandista que autoridad tenía para dar sugerencias. Recordó sin embargo las palabras en la Sala del Consejo, en la que le pidieron discreción ante todo. Además, recordaba también las lecciones del maestro Ricard acerca de lo que la soberbia podía acarrear, el miedo a no verse respetado, inevitablemente llevaría a la ira, y la ira, al lado oscuro.

Caminaban en primera línea los rastreadores, abriendo camino entre la espesura y facilitando el camino al resto del grupo. La selva era un incesante nido de vida, tanto Winter como Bii Khun eran capaz de sentir ese crisol de diferentes formas de vida que se agitaba en torno a ellos.

Pero algo interrumpió los pensamientos de Bii, la hierba, tras de sí, emitió un sonido demasiado brusco, algo no encajaba. Inmediatamente giró la cabeza y vio en retaguardia un nexu que avanzaba furtivo, mostrando su afilada dentadura, babeando, sedienta de sangre y hambrienta de un trozo de carne. Bii lanzó una voz, pero ya era demasiado tarde para Randomez, que se encontraba en retaguardia (seguro que con ese nombre, nadie esperaba que iba a ser la primera víctima de fuera lo que fuese a lo que se enfrentasen). Una garra desplazó a Random varios metros y este quedó tumbado boca arriba, con un zarpazo que atravesaba su costado, increíblemente respirando  aún.

Así comenzaron dos minutos de angustia en los que los héroes acribillaron con los blaster a la criatura, y en los que Winter se reveló como jedi al descubrir su sable de luz para combatir con el nexu. Una vez terminado el combate ayudaron a levantarse al malherido Randomez y continuaron con su travesía.

Al fin llegaron al claro, y mientras se quitaban el follaje de la selva que se había pegado a su ropa, observaron el lugar. Restos de una nave, un trozo de metal de diez metros yacía encallado en la tierra, que ya comenzaba a ser absorbido por la selva. Encontraron un panel de datos que se había conservado intacto, por lo visto había sido una antigua nave de carga que transportaba piezas de nave.

Pero la selva no dio siquiera unos minutos de tregua a los héroes. Desde el aire, un helicóptero de propulsores se dirigía hacia el claro. Buscaron refugio todos tras los restos de la nave, ocultándose de la vista de los que descendían. Escondiéndose, excepto por un pequeño detalle, la mitad de trasero que Ern Est O’, que permanecía a la vista de cualquiera con un par de ojos. Aunque cualquiera con un ojo no habría tenido ningún problema tampoco para vislumbrar tamaño trasero.

El helicóptero se posó en medio del claro, y de él comenzaron a salir hombres armados en parejas, equipados con fusiles. El helicóptero ascendió dejándolos en tierra. Formaron en fila, alguno de ellos arqueó una ceja cuando miró a los restos de la nave. Hubo unos instantes de silencio, luego uno de los soldados gritó: - ¡Salid y rendíos! Y lo repitió un par de veces más, pero el silencio fue la única respuesta que obtuvo.

Disparó el fusilero su arma, que se desvió de su trayectoria y no acertó. Ern Est O’, se colocó, tras la casi dolorosa advertencia, tras la oportuna barricada para defenderse. El fuego cruzado fue atroz, protegidos por la cobertura los héroes derribaron a cuatro enemigos en apenas diez segundos. No ocurrió lo mismo durante el siguiente par de minutos, la barrera no pudo evitar  los certeros disparos de los piratas, que uno tras otro, fueron reduciendo al grupo de héroes. Random Randomez fue el primero en caer, mucho había durado, y por sobrevivir a su primera batalla, siempre tuvo un hueco en el corazón de los que vivieron para contar aquella refriega. El resto siguieron cayendo bajo el fuego de los Blaster, Tartaglia el segundo, Winter a quien el sable de luz no le sirvió para detener la potencia de fuego desplegada por el enemigo, Manfred al que ni siquiera la rabia por su compañeros heridos lo libro de quedar inconsciente por las quemaduras de los blaster, Ern Est O’ que se mantuvo firme ante el primer blaster que le impactó, el escurridizo Han, que esta vez no consiguió huir de su cazador. Sólo Bii Khun fue capaz de resistir frente a los últimos soldados.

Pero por fortuna para los héroes, no todo estaba en su contra aquel día, mientras en tierra combatían, otro helicóptero se aproximaba a desplegar más tropas enemigas. De repente, un misil derribó el aparato, que se estampó en medio de la selva en una vorágine de llamas. Otro helicóptero apareció y se desplegaron cuerdas del mismo. Un encapuchado saltó directamente, blandiendo un sable de luz verde. Era el maestro Ricard, y en su descenso se había llevado el alma de uno de sus enemigos. De una de las cuerdas descendió un hombre de barba y pelo canos, que mientras descendía colocó un certero tiro en la cabeza de otro enemigo.

Habían sobrevivido, aunque ahora tenían algunas cicatrices que recordarían como la de su bautismo de fuego. Llevaron a los heridos y los trasladaron a una nave. Allí, John Patrick Mason, el hombre del pelo cano, ofreció a los héroes, que habían demostrado su valía sobreviviendo a esa batalla, formación militar de élite, con su correspondiente buena paga. Antes de contar más, exigió que aceptasen, ya que a partir de ahí, pasaban a tratarse asuntos más delicados.

Nexu
John Patrick Mason, General de la Division Cero


domingo, 27 de noviembre de 2011

Resumen 1º partida: Parte II

Por separado fueron llegando a la nave, en pequeños grupos. El senador Goodspeed llego de incógnito, escoltado por dos soldados, que tal y como había ordenado el sargento, iban sin uniformes militares para no llamar la atención. Cuando todos estuvieron listos, sólo hubo que preparar la nave para el despegue. Kaidan y Han fueron a la cabina a preparar el despegue. Mientras tanto, John, que había transportado las armas a la nave unas horas antes, distribuía entre sus soldados el equipo ante algún eventual incidente. Manfred sugirió montar guardia al lado de la cabina por si sucedía cualquier cosa. Así pues los soldados, de forma disciplinada, organizaron las guardias. Cuando Han abandonó la cabina, no pudo evitar fruncir el ceño al ver a hombres armados en su nave, su posible incontinencia con el blaster podrían dañar la nave que había sido su hogar desde que Kaidan y el hiciesen aquel acuerdo con “El Jefe”.

El viaje transcurrió con tranquilidad. La guardia entre los dos chiss, enemigos acérrimos, fue tranquila, incluso parecía que los muros entre familias que los habían enemistado parecían difuminarse.

Pero no fue así cuando abandonaron la velocidad luz. Una pequeña flota les esperaba, interponiéndose entre ellos y Ord Mantell. Cuatro rápidos destructores armados hasta los dientes apuntaban. Pero no sólo eso, una gran nave, con un desproporcionado cañon  ubicado sobre el puente de mando, esperaba amenazante, atrayendo con su rayo tractor la nave del senador Goodspeed.

El comunicador sonó, y por la pantalla saludó un hombre de barba desaliñada, con un gran sombrero negro y un mono en el hombro. Se presentó como el capitán Barbossa y exigió al senador para que el resto de la tripulación quedase con vida. Entretanto el sargento John había llegado a la cabina junto a Manfred y Winter. John apuntó con su fusil a Kaidan una vez acabo la comunicación. Preguntó severo sobre las capsulas de escape, y Kaidan respondió que había dos, con capacidad para 4 personas, lo que significaba dejar fuera a varios soldados. John decidió quedarse y asegurarse de que el senador escapaba a salvo a pesar de que Winter en un primer momento insistió en que todos permanecieran en la nave. Kaidan también permaneció a bordo de la nave bajo la influencia del arma negociadora de John.

Los héroes, el senador Goodspeed y dos soldados más de la escuadra, Tartaglia y Random Randomez abandonaron la nave veloces. Las capsulas salieron disparadas, ante los disparos impotentes de las naves enemigas que estaban fuera de alcance. Descendieron como meteoritos abriéndose paso en un paisaje infinitamente verde y salvaje. Cayeron en un pequeño riachuelo y quedaron clavadas en el fondo.

Nave pirata, con un "pequeño" detalle que falta, un gran cañon sobre el puente de mando

Destructores de los piratas

Lugar de impacto de la cápsula

Capitán Barbossa


sábado, 19 de noviembre de 2011

Aviso a los jugadores

Os recuerdo que si me mandáis las historias en word habrá su debida compensación a la hora de la experiencia y de profundizar en las tramas de cada personaje, además de publicarla por aquí (lo que se pueda publicar sin afectar al desarrollo de la partida evidentemente)

Otra idea que puede ser interesante es que podáis ir haciendo una especie crónicas del personaje a medida que se sucedan los acontecimientos. La propia ambientación de la partida ganaría mucho con eso y en consecuencia facilitaría que el máster pueda sacar más ideas para la partida.

Resumen 1º partida. Parte I

En una galaxia muy muy lejana, dos meses antes de la invasión de Naboo por la Federación de Comercio, un pequeño grupo de personas experimentaban sus primeros pasos en la línea de un camino heroico, imperceptibles todavía para los grandes poderes de la galaxia.

Estos individuos eran: Bii Khun y Ern Est O’, rastreadores de las fuerzas de defensa de Coruscant, Manfred, soldado de Coruscant, Han Shot First, contrabandista afincado en los bajos fondos, y Winter Antilles, padawan de la Orden de los Jedi. Nadie podía esperar, aquella mañana tan tranquila, como sus destinos estaban tejidos en el mismo tapiz.

Transcurría un día como cualquier otro en los cuarteles de Coruscant, ejercicios matutinos al toque de diana. Al frente de una de las escuadras, caminaba el sargento John con paso firme, su rostro humano, inexpresivo pero curtido por los años de experiencia, no dejaba lugar a ninguna desviación de sus reclutas. Bii Khun, un joven kel dor de piel cobriza, caminaba junto a Ern Est O’, un pálido arkaniano, con su característico pelo blanco. En el medio de la formación, avanzaba Manfred, un humanoide de pelo azul y ojos rojos, un chiss, que junto a otro que también formaba parte de la escuadra, Tartaglia. Eran dos anomalías alienígenas provenientes de un sistema poco conocido en el corazón de la República. 

Todo permaneció tranquilo hasta la hora de comer, hasta que estos dos últimos individuos entraron en una rencilla de insultos cruzados a sus respectivas familias, que comenzaron con las provocaciones de Tartaglia de la familia de los Corleone. Este enfrentamiento acabó con Tartaglia en el suelo y posteriormente con los dos chiss en el despacho del sargento John. Tras la reprimenda, fueron obligados a participar conjuntamente en toda acción o maniobra militar.

Al final de la tarde el sargento John indicó a su escuadra una nueva asignación, presentarse en un hangar sin uniforme militar y de incógnitos en un hangar de los bajos fondos al día siguiente. Ni una palabra más salió de la boca de John.

Mientras tanto, ese día, Winter seguía formándose en las artes Jedi en el templo. Su maestro, Ricard, lo llevo a practicar el combate con el sable de luz junto a otro aprendiz, también bajo la supervisión de su respectivo maestro. Después del entrenamiento, Ricard le planteó una nueva tarea al aprendiz, una tarea que este llevaría parcialmente en solitario. Ambos se presentaron ante el Consejo Jedi, y allí le explicaron que debía escoltar al senador Goodspeed al planeta Ord Mantell, ya que se sabía que estaban intentando asesinarlo. Tendría que asumir el viaje en solitario, con una escolta de soldados de Coruscant que lo ayudarían si durante el viaje había cualquier problema. Cuando llegase a las coordenadas de Ord Mantell se reuniría con Ricard para concluir la operación. Para ello le proporcionarían una nave en la que no llamase la atención. Allí también encontraría al senador.

En los bajos fondos, entre robos, estafas y asesinatos, se encontraba Han, jugando a las cartas en la taberna, como era habitual en él. Hacia tiempo para que Kaidan Alenko, su compañero y capitán de la nave que un señor del crimen local les había “cedido”, a cambio de los servicios evidentes, llegase con nueva información sobre un nuevo cargamento. Después de que la suerte le hubiese jugado una mala pasada en la mesa de juegos, apareció Kaidan Alenko. Caminaron hasta la nave para charlar sobre el asunto en cuestión fuera de oídos curiosos. 1000 créditos para cada uno estaban en juego, una jugosa recompensa que no podían obviar. Todo ello por el transporte de una mercancía poco usual, pasajeros. Han insistió en indagar sobre los pasajeros, pero Alenko explicó que nada sabía de ellos, que como siempre, el contacto había sido a través de un intermediario, pero que probablemente podría ser algún tipo de criminal en busca y captura que buscaba abandonar el planeta. 

Continuará...



Senador Goodspeed

Kaidan Alenko, contrabandista de los bajos fondos