Los héroes se presentaron en el
despacho del General, incluyendo al padawan que se presentó sin su maestro.
Ricard había partido urgentemente hacia Coruscant para tratar con el consejo
los últimos incidentes con la Federación de Comercio.
Sentado, leyendo un libro,
esperaba Mason, que levantó la cabeza. Posó el libro sobre la mesa y explicó a
los soldados y al padawan los objetivos para su próxima misión. Debían
conseguir información sobre los piratas con los que ya habían tenido un primer
encontronazo, por quién estaban financiados y cuál era su objetivo. La única
manera de hacer eso, era dar con una nave pirata y conseguir la información.
Para ello la División les proporcionaría un carguero, con la documentación
falsa que había estado realizando Han Shot durante las pruebas. Documentación
que los encasillaba como comerciantes corelianos y un apetecible bocado para
los piratas. Toda información adicional que Manfred trató de recabar acerca de los piratas fue inútil.
Por el momento, eran los únicos tripulantes de una nave de los que se tenía
conocimiento que habían sobrevivido. Tentar a la suerte una vez más era la
única oportunidad de conseguir información.
Cuando estuvieron listos, se
dispusieron a embarcar en la nave y poner rumbo a las coordenadas que el
General les había dado. Con los respectivos permisos pudieron acceder a otras
partes del complejo, y tras varias puertas selladas a lo largo de un pasillo
llegaron a la plataforma donde estaba el carguero. Han Shot y Manfred tomaron
los mandos y se dispusieron a hacer despegar la nave. Antes de que salieran,
entró una llamada a través del comunicador. Desde la base le advirtieron que
recorrerían algunos cientos de metros bajo agua antes de salir a la superficie.
Pronto dejaron el agua y la atmósfera para adentrarse en la infinidad del espacio.
Dedicaron el tiempo de viaje a descansar y prepararse para ver de nuevo a los
que hace no mucho habían sido sus perseguidores y habían estado apunto de
darles muerte.
Llegaron a las coordenadas, cerca
del planeta Bandomeer, y avanzaron lentamente en espera de un ataque. La
tensión inundaba la nave, y los cazadores no hacían aparición. En la cabina de
la nave, los héroes comenzaron a impacientarse y lanzaron una señal de socorro,
fingiendo una avería. Respondió a su llamada un carguero, que acudía en su
ayuda hasta que aparecieron en escena dos pares de naves piratas. El primer par
se dirigió hacia el otro carguero. Las otras dos naves fueron rumbo a los
héroes.
Sonó el comunicador. La espera se
prolongo durante unos instantes, mientras sonaba el tono de cantina. Finalmente
cogieron la llamada.
-Arrr. Hemos recibido la señal de
socorro, procedemos a ayudarles- dijo el interlocutor.
- Recibido, esperamos su ayuda-
contestaron desde la cabina.
Rápidamente se colocaron en la
abertura de acoplamiento, tomando posiciones para cuando apareciesen sus
enemigos. El pasillo era estrecho, así que Manfred y Han Shot, clavaron la
rodilla en el suelo, tras ellos, el arkaniano y el kel dor apuntaban con los
fusiles, y por último en retaguardia, esperaban el padawan y el otro chiss.
Las puertas se abrieron, y el
tiempo pareció transcurrir más lentamente durante aquellos instantes. Una
ráfaga láser apenas dejo resquicio a los piratas para reaccionar, cuyas
armaduras negras, recibieron los impactos derribando a los soldados de la
primera línea. La respuesta no se hizo esperar, los piratas contraatacaron
inmediatamente, y furibundos se cebaron también en las primeras líneas. Al cabo
de apenas medio minuto, yacían en el suelo Han Shot, Manfred, Bii Khun y Ern
Est O’, aunque con gran parte del trabajo hecho. La última línea, formada por
Winter y Tartaglia acabó la tarea. El padawan hubo de concentrar muchos de sus esfuerzos y conocimientos que
tenía de la fuerza para devolver a la consciencia y sanar lo más grave de las heridas
de sus compañeros.
Bii Khun se encargó de llevar a
la nave y atar al único superviviente que encontró en el montículo de cadáveres
que se apelotonaban obstruyendo el pasillo. Ern Est O’ accedió a uno de los
terminales de la nave. La nave tenía un sistema de autodestrucción, así que
hábil, pirateó la contraseña y la cambió. No obstante el acceso al ordenador
central le fue imposible, y cualquier tipo de información que este guardara fue
también inútil.
Mientras tanto, de uno de los
cadáveres sonó un comunicador, era el oficial de la nave pirata preguntando
cómo iban las cosas en la nave asaltada. Se hizo el silencio, Winter contestó,
con voz algo temblorosa por los nervios (desde la Orden lo habían instruido
para mentir a un mentiroso), diciendo que tenían la nave asegurada. Rápidamente
Manfred y Winter se vistieron con las armaduras que estaban en buen estado, el
resto jugarían el papel de supuestos prisioneros. Avanzaron, mientras Ern Est
O’ y Han Shot seguían con las labores informáticas, hacia la nave pirata. En
una estancia redonda, esperaban el capitán y dos pilotos.
El capitán los vio, echó a reír,
primero lo de la radio, luego esto, conocía las caras de sus hombres, y, hasta
el momento, sabía contar a su tripulación. Disparad- ordenó a los pilotos que
ya apuntaban con sus pistolas blaster. A pesar de que pudieron atacar rápido a
los héroes, los piratas no fueron capaces de acertar, y cuando estos dispararon
inmediatamente hicieron trizas a los dos hombres que le restaban al capitán.
Ante la inferioridad numérica, se rindió. Bii Khun lo registró, y encontró un
correo del capitán Barbossa indicándole las coordenadas del ataque, llamando a
que no errara en sus objetivos. El oficial los llevó al ordenador de mando, les
dijo que allí tenían la información. Frente al ordenador, intentó activar una y
otra vez el código de autodestrucción, impotente. El arkaniano se percató, una
suerte haber tenido acceso a cambiar la contraseña para la autodestrucción.
Tras algunas amenazas, accedió a mostrarles las coordenadas a las que había
viajado la nave en sus últimos viajes, Naar Shadaa era el destino recurrente.
Dijo al escuadrón que allí encontrarían respuestas, pero se negó a decir una
palabra más, tal vez algo lo atemorizaba más que la muerte a manos de aquellos
individuos.
![]() |
Capitán pirata. Nadie le pregunto su nombre, pero siempre será conocido como Capitán Arr |
Los héroes prepararon su nave
para saltar, mientras Ern Est’O activaba la autodestrucción de la nave pirata.
Con una gran explosión, dejaron sorprendidas a las otras naves piratas, que
fueron incapaces de seguirla.
Con dos pasajeros más, y un
pequeño paso más en la investigación el escuadrón regresó a la base.